Potencial más satisfacción: la fórmula del rendimiento

Potencial más satisfacción: la fórmula del rendimiento

A comienzos del 2019, en plena consolidación de mi carrera como coach, encontré una fórmula que me permitió tener claridad en cuanto a cómo entendía mis procesos de coaching, el enunciado de Tim Gallwey:

Rendimiento = Potencial – Interferencias

¿Cómo funciona? Veamos: según el diccionario de la Real Academia Española, interferir es cruzar, interponer algo en el camino de otra cosa, o en una acción, así que al remover cualquier obstáculo interno (es ese el contexto del libro “El Juego Interior del Tenis” en el que Gallwey patentó su fórmula) solo queda nuestro potencial neto para ser utilizado con vía libre, y claro está, en la medida que usamos más de nuestro potencial, más rendimos.

Sin lugar a dudas, el potencial y el rendimiento van de la mano en una relación de causa y efecto porque entre más doy de uno, más doy del otro. Algunos datos interesantes sobre cuál es el promedio del potencial que se utiliza en el trabajo y cuáles son los obstáculos más comunes que impiden que desarrollemos más de el, los encontramos en el libro de Sir John Whitmore “Coaching: El Método para Mejorar el Rendimiento de las Personas” en el que el autor explicaba que a la pregunta realizada en sus talleres “¿qué porcentaje de todo su potencial aporta a su trabajo?” El promedio de las respuestas se ubicaba en el 40% (lo que implica un 60% inutilizado). Seguidamente, preguntaba “¿cuál es el principal obstáculo interno que impide que se manifieste el resto de su potencial?”  La respuesta más común que obtenía era el miedo: miedo al fracaso, miedo al éxito, miedo a ser señalado, miedo a ser regañado, etc. Así que en resumen, según la experiencia de Whitmore (que no es poca cosa) los empleados utilizan solo un 40% de su potencial y el principal obstáculo (interferencia a remover) que encuentran para desarrollar más es el miedo en sus distintas formas.

En concreto, ciertamente el miedo es un factor que inhibe la capacidad de aprender, de tomar decisiones acertadas y de crear recursos y que, al removerse de la ecuación efectivamente permite que se libere el potencial.

Por otro lado, sin embargo, entre más lo pienso y reviso mi experiencia y la de las personas con las que he trabajado, me parece que a la fórmula de Gallwey y las estadísticas de Whitmore les falta algo. Y es que es posible por ejemplo, que una persona no tenga miedo, no tenga inseguridades, tenga suficientes conocimientos técnicos sobre su área, y aun así no esté dando el 100% de su potencial y por ende tampoco esté alcanzando rendir completamente. ¿Les ha pasado, o conocen a alguien al que le pasa? A mí me pasó. Mi último trabajo dependiente fue como asesor laboral interno para una empresa centenaria, en el que me sentía plenamente confiado y capacitado, sin embargo, no me encontraba satisfecho, y no sentía que estaba desarrollando todo lo que podía dar de mí.

En este punto quiero hacer un pausa para unir al hilo que llevo hasta ahora lo siguiente. Anteriormente creía que el coaching era un proceso a través del cual acompañaba a una persona a trasladarse de un punto A hasta un punto B para alcanzar un objetivo específico, y que la mejor forma de hacerlo era trabajando eso precisamente, objetivos. Sin embargo, al pasar el tiempo descubrí que meramente alcanzar objetivos no es sinónimo de éxito. Hay muchas personas que alcanzan sus objetivos y no se sienten exitosas, y es porque sus objetivos no están vinculados a sus valores, a aquello que les genera satisfacción, entendiendo como satisfactorio todo lo que contribuye al bienestar personal, y así es como ahora introduzco el nuevo elemento que hoy día trabajo en mis procesos de coaching y a la fórmula de Gallwey, aquello por lo que terminé renunciando a mi trabajo anterior:

Rendimiento = Potencial + Satisfacción

Sin satisfacción, aunque no existan interferencias, no es posible dar el 100% de nuestro potencial y por lo tanto nuestro rendimiento no alcanzará su tope.

Para verificar esto, comencé en mis talleres de facilitación de aprendizaje y en los procesos de coaching que llevo a cabo a plantear un ejercicio sencillo y al mismo tiempo poderoso por lo que revela. Les pido a las personas con las que estoy trabajando que completen una rueda de la vida, una herramienta del coaching que consiste en un círculo dividido usualmente en 8 partes, en las que cada parte representa un aspecto importante de la vida, y en el que cada aspecto debe valorarse en una escala del 1 al 10 de acuerdo al nivel de satisfacción actual que se esté experimentando. Al completarla, les pido que sumen cada uno de los valores asignados, y luego saquen el promedio dividiendo entre el número de aspectos que tengan (es decir, si valoraron 8 aspectos, suman los resultados y luego dividen entre 8). Finalmente, les pido que anoten el resultado promedio.

A continuación, realizo la pregunta de John Whitmore sobre ¿qué porcentaje de todo tu potencial estás aportando hoy día? La respuesta suele ser muy similar al promedio de la rueda de la vida, tanto que el resultado de una no varía en más de 2 puntos de la otra (por ejemplo, si el resultado del promedio de la rueda de la vida fue de 8.7 el del porcentaje utilizado es de 80%, llevándolo a la escala del 1 al 10, da 8.0).

¿Qué significa esto? Que dependiendo de qué tan satisfecho estoy con mi vida, dependerá qué tanto de mi potencial estoy dando, y en consecuencia influye directamente en mi rendimiento, y cuando esto se aplica específicamente en el aspecto laboral, los resultados son más parecidos aún. Es decir, qué tan satisfecho estoy con mi trabajo es proporcional a qué tanto de mi potencial estoy aportando en él.

Es precisamente desde esta perspectiva que mi metodología de coaching se basa no enfocándome en lo que genera dificultad, rechazo o miedo, en otras palabras en lo que no funciona, sino que en vez de eso me enfoco en acompañar a las personas a descubrir y/o reforzar lo que sí funciona, todo lo que le aporta significado, compromiso y satisfacción a su vida en general, y particularmente en su vida profesional, entendiendo que si comienzan a experimentar más de ello, también aportarán más de su potencial y rendirán más, lo que finalmente derivará también en la consecución de metas, solo que estas metas estarán estrechamente vinculadas a sus valores, fortalezas y virtudes.

¿Qué pasará con las interferencias en el caso de que existan? Creo que dedicarle más atención a lo que funciona y multiplicarlo en las experiencias diarias genera que la satisfacción desplaza las a las interferencias.

Termino con una frase del que es considerado por muchos como el padre de la psicología contemporánea, William James: “Mi experiencia es aquello a lo que decido prestarle atención”. Así que una experiencia positiva equivale a resultados positivos.

Citas bibliográficas:

  • Gallwey, Timothy; El Juego Interior del Tenis, 1974.
  • Whitmore, John; Coaching: El Método para Mejorar el Rendimiento de las Personas, John Whitmore, 2016.
  • Achor, Shawn; La Ventaja de la Felicidad, 2010.