Vivimos en tiempos de mucho estrés. Si antes del COVID-19 el estrés formaba parte de nuestras vidas, pues ahora más todavía. Para colmo, no solo tenemos una pandemia en curso que ya de por sí es peligrosa, sino que también nos han dicho que el estrés es el peor enemigo de la humanidad y se le ha asociado principalmente a consecuencias negativas: enfermedades (para variar), falta de productividad, deterioro cognitivo, fatiga, etc.
Afortunadamente, tenemos una buena noticia en medio de todo esto: gracias a los avances de la neurociencia, en los últimos 10 años se han llevado cabo numerosas investigaciones que cada vez más están mostrando una cara positiva del estrés y están demostrando que no solo el estrés no es el enemigo, sino que puede ser un increíble aliado para aumentar nuestros niveles de bienestar.
En este artículo quiero compartir 3 formas en las que podemos aprovechar al máximo el estrés a nuestro favor:
1. Lo primero que debemos hacer es cambiar nuestra mentalidad hacia el estrés, puesto que creer que dañino es literalmente lo que ha demostrado ser el origen de las consecuencias negativas para nuestro cuerpo. No es el estrés en sí mismo, sino nuestra forma de entenderlo, lo que nos hace daño.
¿Cómo así? Quiero explicarme citando un experimento realizado por un grupo de psicólogos con 30.000 participantes adultos en los Estados Unidos. A este grupo de personas se les hicieron dos preguntas: 1. ¿Qué tanto estrés has sufrido en los últimos 12 meses? Las opciones a responder eran nivel bajo, nivel medio o nivel alto; 2. ¿Consideras que el estrés es dañino para tu salud? Y luego esperaron alrededor de 8 años posteriores a la encuesta para verificar en el registro público de defunciones qué participantes habían sido más propensos a morir. La respuesta fue que el 43% de los que respondieron que habían sufrido mucho estrés en los últimos meses habían sido más propensos a morir durante los 8 años siguientes. Hasta ahora todo tiene lógica, sin embargo, no todo estaba dicho. Este porcentaje solo incluyó a aquellos que también respondieron que creían que el estrés era dañino para su salud. Los participantes que respondieron que habían sufrido mucho estrés pero no creían que el estrés en sí era malo para salud sino que lo entendían como algo natural y que formaba parte de la vida no solo no estaban incluidos en los más propensos a morir luego de la encuesta, sino que tuvieron menos probabilidades de morir que incluso aquellos que respondieron que habían experimentado poco estrés.
En conclusión: Entender que las situaciones estresantes forman parte de la vida, normalizar el estrés, cambia el efecto que tiene en nuestro cuerpo.
2. En segundo lugar, y muy asociada a la primera estrategia, está no solo no ver al estrés como dañino, sino verlo como algo beneficioso.
La psicóloga especialista en salud y pionera en el campo de estudio del estrés, Kelly McGonigall dice que “debemos abandonar la fantasía de que podemos conseguir lo que queremos sin experimentar estrés en menor o mayor grado.”
Cabe preguntarnos individualmente lo siguiente: ¿cuándo fue la última vez que hicimos algo que nos generó pasión y sentimos que estábamos dando lo mejor de nosotros? Espero que piensen en su respuesta, mientras yo respondo por acá la mía: digamos que se trata de una charla sobre propósito laboral frente a unas 200 personas. Ahora bien, ¿esa situación involucró estrés? ¡Totalmente! ¿Y saben qué? Si no hubiese sido así, quizás no me hubiese generado tanto entusiasmo. Cuando estamos dando lo mejor de nosotros, estamos frente a una situación estresante.
¿Qué significa esto? El autor del térmito “Flow” (flujo en español), Mihály Csíkszentmihályi, nos ayudará a entender. El flow está asociado al estado en el que una persona está dando el máximo de su potencial, desempeñándose a tope, “en la zona” como dirían los comentaristas de basketball. Ahora, ¿qué se necesita para entrar en la zona? Según Csíkszentmihályi se necesita que nuestras habilidades se encuentren ante una situación que tenga una dificultad tal que amerite que las llevemos al máximo. Es decir, entramos en flow cuando nuestras habilidades se encuentran con el desafío de la tarea que realizamos. Ahora bien, todas las situaciones desafiantes involucran en mayor o menor grado estrés.
Cuando asociamos el estrés a lo que nos desafía, como trabajar en medio de una pandemia, podemos verlo como algo necesario para el disfrute y el crecimiento personal, algo que nos fortalece y nos hace mejores.
3. Por último, ¿qué pasa con un músculo cuando vamos al gimnasio? Lo sometemos a estrés. ¿Qué pasa con nuestro sistema inmunológico cuando nos ponemos una vacuna? Adivinaron, también lo sometemos a estrés. Ahora, la consecuencia de ambos eventos ¿es positiva o negativa? Adivinaron de nuevo, generalmente (e idealmente) es positiva.
Pero, ¿qué pasaría si todos los días vamos al gimnasio y sometemos el mismo músculo al mismo ejercicio? Se fatigaría y rompería. Lo mismo pasa con nuestro cerebro. La falta de recuperación del estrés es una de las principales causas de que éste genere deterioros físicos y mentales.
Dice el Dr. Jim Loehr, psicólogo de desempeño deportivo, lo siguiente:
“En el laboratorio vivo del deporte aprendimos que el verdadero enemigo del alto rendimiento no es el estrés, el cual, aunque parezca paradójico, es un estímulo para el crecimiento. En cambio, el problema es la ausencia de la recuperación disciplinada e intermitente. El estrés crónico sin recuperación agota las reservas de energía, conduce a la fatiga y el colapso, y finalmente deteriora el desempeño.”
De esta forma, para hacer el estrés nuestro aliado y evitar que se convierta en un enemigo, debemos introducir en nuestra rutina de vida actividades (o inactividades dependiendo de cómo se vea) para recuperarnos. Esto implica la desconexión de lo que nos estresa: apagar el teléfono por una hora al día, tomar siestas, hacer ejercicio, conversar con nuestro mejor amigo, dormir bien, tomar un día libre, etc.
Citando al Dr. Tal Ben Shahar “el estrés no es el verdadero enemigo, el verdadero enemigo es la mentalidad que tengamos sobre el estrés aunada a nuestra falta de recuperación.” Por otro lado, el estrés puede ser un gran aliado cuando lo reinterpretamos, lo utilizamos a nuestro favor y nos damos el tiempo necesario para descansar.
Eugenio Pérez Toledano @coacheugenius
Coach certificado por la International Coaching Community, especializado en psicología positiva y neurociencia aplicada al coaching. Facilitador y Speaker en temas relacionados a bienestar. Actualmente realizando la Certificación en Estudios de la Felicidad en la Happiness Studies Academy del profesor, psicólogo y filósofo especializado en psicología positiva Dr. Tal Ben Shahar.